Se convoca a la vieja guardia. Ya no sólo podemos arreglar el país y el mundo en beódas reuniones de tarde en tarde. Siguiendo una idea del amarillo aquí podemos enderezar el rumbo de nuestro paí... conjunto de naciones plurinacional, pluricultural, plurilingüe y pluritalantera, reinvidicar su historia... o lo que nos de la gana. Al principio no vais a escribir... pero ya entraremos en algún tema polémico y no podreis resistiros.

miércoles, 28 de noviembre de 2007

VICTORIAS ESPAÑOLAS: NAVARRO EN TOLÓN

Dejamos al perro inglés sangrante, desarbolado y -sobre todo- humillado en Cartagena a mano (que no manos) de Blas de Lezo. Ésto no ha acabado: en el mismo contexto históricos ("La Guerra de la Oreja de Jenkins") nos desplazamos al Mediterráneo.

Los ingredientes clásicos: una flota española en clara inferioridad, unos oficiales ingleses arrogantes y envidiosos entre ellos mismos salivando por destrozar la débil escuadra española y -como no podía faltar- unos "aliados" gabachos que preparan palomitas de maíz para ver desde la barrera como los españoles se parten la cara.

El 19 de Febrero de 1744 Don Juan José Navarro parte del puerto francés de Tolón con 15 navíos "escoltado" por 16 navíos y 3 fragatas francesas. Los franceses tenían instrucciones de no trabar combate con los ingleses excepto si eran atacados. El 22 de Febrero se encuentran con la escuadra inglesa del almirante Thomas Matthews al mando de 32 navíos. 1.806 cañones hispano-franceses contra 2.280 ingleses. De los doce navíos españoles sólo seis eran de guerra, los otros eran mercantes artillados de la Carrera de Indias.

Al mediodía el Real Felipe, de 114 cañones, se ve atacado por 12 navíos ingleses mientra lo apoyan otros seis barcos españoles. Allí se bate como un tigre en absoluta inferioridad, en algunos momentos sólo contra cinco buques enemigos. Con un barco hundido y el insignia hecho unos zorros Los ingleses se retiran... por un tiempo. A las cinco de la tarde, tras lamerse las heridas, los ingleses vuelven a la carga. El prácticamente desarbolado Real Felipe sigue cañoneando certeramente haciendo incluso saltar por los aires un brulote que se le acercaba. Finalmente el inglés decide retirarse tras recibir la noticia de que a los franceses se le han acabado las palomitas de maíz y se acercan.

Al llegar los franceses se encuentran a los buques españoles. Maltrechos, pero dueños del campo de batalla.

http://www.todoababor.es/articulos/sicie.htm

Sobre el Real Felipe

http://todoavante.bloogle.es/2007/08/12/navio-real-felipe-2%C2%BA/

miércoles, 24 de octubre de 2007

LA GUERRA CIVIL QUE PERDIO BAMBI

Por Arturo Perez Reverte:

En mi familia perdieron la guerra. Mi padre hizo poco para ganarla, pues la pasó en artillería antiaérea, jugando al ajedrez entre bombardeo y bombardeo. Pero mi tío Lorenzo, que se alistó con dieciséis años y volvió de sargento y con agujero de bala a los diecinueve, se comió el Ebro y Belchite. Quiero decir con eso que, por nacer doce años después de la guerra, tuve información oral fresca: combates, represión, cárceles, paseos a manos de milicianos o falangistas, y cosas así. Soy de Cartagena, donde la cosa estuvo cruda. Tuve además, como casi todos los españoles, a parientes en ambos bandos; y allí lucharon y también fueron fusilados por unos y otros, en aquella macabra lotería que fue España.

Poseo, por tanto, elementos casi de primera mano sobre esa parte de la memoria que ahora tanto agitan. Y nunca me tragué lo de buenos y malos: ni cuando niño las hordas rojas, ni de mayor los fascistas de fijador, brillantina y correaje. Tuvimos de unos y otros, naturalmente. Y a la guerra siguió una dictadura infame, ajena a la caridad. Pero hay un par de puntualizaciones necesarias. Una es que, españoles todos, llenos de los rencores, las envidias y la mala baba de la estirpe, canallas y asesinos lo fuimos en los dos bandos. Otra, que casi todos se vieron envueltos en aquello muy a su pesar; y que, entusiastas y héroes aparte –a ambos lados los hubo con igual coraje y motivos–, la mayor parte estuvo en las trincheras de modo aleatorio, según donde tocó. La prueba es que hubo más deserciones –pasarse, decían– por volver al pueblo con la familia, que por ideología nacional o republicana.

Por eso estoy hasta los cojones de que me vendan burros teñidos de azabache. Si de pequeño no creí lo de la Cruzada y la espada más limpia de Occidente, no pretenderán que me trague ahora lo del pueblo en armas en plan Bambi: aquí la buena gente proletaria, y allí espadones y señoritos. Mi padre y mi tío, verbigracia, eran chicos de buena familia, pero defendían a la República. Entre otras cosas, porque el pueblo eran muchos pueblos y muchos hijos de vecino, y cada cual, según le iba o donde caía, era de su padre y de su madre. Por mucho que, a falta de argumentos actuales, de inteligencia política, de cultura, de ideas claras y de otra cosa que no sea el hoy trinco votos y mañana veremos, ciertos habituales de los telediarios estén empeñados en ganar por la cara, setenta años después, las guerras que perdieron sus abuelos, o los míos. Y no sé hasta qué punto la demagogia y el fraude calarán en jóvenes a quienes eso queda muy lejos; pero ya empiezo a estar harto de tanto bocazas y tanto cuento chino. Una cosa es que aquellos a cuyos parientes fusilaron por rojos puedan, al fin, hacer lo que hicieron otros en los años cuarenta: honrar los huesos de sus muertos. Otra, que se falsee la Historia para reventar al adversario político de ahora mismo, suplantando la realidad con camelos como aquel grotesco Libertarias que rodó hace años Vicente Aranda, poblado de angelicales milicianos. Por ejemplo.

Así que ya está bien de mezclar churras con merinas. Tengo verdaderas ganas de oír, en boca de estos cantamañanas aficionados no a desenterrar muertos, sino rencores, que el franquismo sometió a España a una represión brutal, cierto; pero que, de haber ganado la República, sus fosas comunes también habrían sido numerosas. Que ya lo fueron, por cierto, aunque ahora se cargue todo en la ambigua cuenta de los incontrolados. Y no digamos si hubieran vencido los tipos duros del partido comunista, entonces férreamente sujeto al padrecito Stalin; pregúntenselo a don Santiago Carrillo, que de ajustes de cuentas con derechas e izquierdas sabe un rato. Y en cuanto a los nacionalismos radicales –esos miserables paletos que tanta manteca han sacado de la guerra civil, y la siguen sacado–, sería útil recordarles que al presidente Companys, por ejemplo, cualquier gobierno izquierdista fuerte y consecuente lo habría fusilado también, acabada la guerra, por traidor a la República, a la Constitución y al Estatuto. Y del pueblo vasco que acudió a defender la libertad, curas incluidos, como un solo gudari y como una sola gudara, podemos hablar despacio otro día, porque hoy se me acaba la página. Incluidos los tercios de requetés donde se alistaron de abuelos a nietos apellidados Iturriaga, Onaindía, Beascoechea, Elejabeitia, Orueta o Zubiría; a quienes ni siquiera Javier Arzalluz –la jubilación más aplaudida de la historia reciente de España– podría llamar españoles maketos de mierda.

sábado, 29 de septiembre de 2007

VICTORIAS ESPAÑOLAS: BLAS DE LEZO EN CARTAGENA

Ante estas murallas fueron humilladas Inglaterra y sus colonias

Como ya estoy cansado de la Armada Invencible, Trafalgar, Rocroi, etc... (que tiene cojones, tenemos que ser el unico pais que recuerda mas las victorias enemigas que las suyas propias) he empezado a reivindicar las grandes gestas de nuestras armas, que las tenemos, y en mayor medida que ingleses, franceses o cualquier otra nación aunque sólo sea por que siempre estábamos en guerra con todo el mundo.

Empiezo con Blas de Lezo que en Cartagena inflingio a los britanicos la que puede ser la derrota mas humillante que nacion alguna ha recibido, aunque solo sea por la descomunal diferencia de fuerzas y la prematura celebracion de la victoria en Londres. Blas de Lezo "medio hombre" que a los 25 años ya había perdido una pierna, un ojo y la movibilidad de un brazo, defendió Cartagena de Indias con 3.600 hombres y 6 barcos contra la Armada más grande de la historia hasta entonces, sólo superada por la que se utilizó en el día-D, 180 barcos y 25.000 hombres bajo mando del almirante Vernon. Vernon había sido vencido ya antes por Lezo y en respuesta a un mensaje del inglés después de que este saqueara el indefenso Puerto Bello:

Hubiera estado yo en Portobelo, no hubiera Usted insultado impunemente las plazas del Rey mi Señor, porque el ánimo que faltó a los de Portobelo me hubiera sobrado para contener su cobardía

http://www.elguaridadegoyix.com/blas-de-lezo
http://www.pendulares.net/especiales/lezo/
http://usuarios.lycos.es/pay/lezo.htm

Ainsss... ¿no se os ponen los pelos como escarpias al leer como cargamos a bayoneta bajo los muros de San Felipe y echamos al perro ingles al mar?